Por Wanda Lucila Abramor
Al momento de bailar ponemos todo nuestro cuerpo en ese abrazo de tango. Y de la misma manera sentimos el cuerpo de nuestro compañero/a. En la improvisación de la danza podemos utilizar como motor de movimiento (inicio de esa acción) las distintas partes de nuestro cuerpo. Para ello nos adentramos primero en un trabajo profundo de reconocimiento de posibilidades de movimiento desde los pies hasta la cabeza. Y de ahi, con ese reconocimiento podemos elegir con mayor consciencia qué, cuándo, cómo y para qué usamos cada uno de esos motores de movimiento. Una experiencia de autoconocimiento aplicada al Tango Danza. Con uno y con el otro al servicio de la creatividad e improvisación en la comunicación. En esta segunda parte nos enfocaremos para trabajar en profundidad en el centro, torso y la comunicación.